lunes, 13 de diciembre de 2010



NUESTRO CUENTO SOLIDARIO


EL PUZZLE


Yo soy un simple puzzle. Sólo un puzle, nada más. Pero, juntando mis pocas piezas, unos niños hicieron realidad esta maravillosa historia:

1º Pieza: LA QUE LO ORGANIZA TODO.
Aurora tiene once años. Vive en Valdesonrisas, un pueblo medio grande, medio pequeño, medio bonito… ¡bueno, bonito del todo!
Vive bien. Tiene comida y agua de sobra, muchísimos juguetes, familia, educación y amigos.
Le preocupa que a otros niños les falten las cosas que a ella le sobra. Su sueño es ayudarles.
También sueña con ser escritora. Ya ha leído cerca de un millón de libros y está creando su propio libro con frases que inventa o encuentra.

2ª Pieza: LA PANDILLA DEL ÁRBOL.
Tiene los mejores amigos que podría desear. Juntos han pasado la varicela, han hecho una casa en el árbol, han conseguido novio a la profe y tienen tres records Guinness: la cadena de envoltorios de chicles más grande del mundo, la colección más grande de Pet Shops y la web más sosa del mundo.
En su casa del árbol huele a madera y a ambientador barato. Tiene un aire a antiguo. Allí conservan sus premios, dibujos y algunas viejas fotos. Y allí también me tenían a mí, al lado de otros juguetes que se les habían quedado pequeños.

3ª Pieza: NOS PONEMOS EN MARCHA.
Mis piezas conformaban la imagen de unos niños alegres, de distintas razas, jugando con juguetes. Yo- lo digo con humildad- era un puzzle universal y feliz.
Aurora se fijó en mí un momento. Le recordé un cartel que había en el colegio solicitando la colaboración para recaudar fondos en ayuda de los niños de Haití. Querían llevarles juguetes.
La pandilla del árbol reunida en “solemne asamblea” decidió actuar:
-Haremos un Mercadillo con pulseras, libros y todo lo que valga- dijo Jia- Rong, la más oriental del grupo.
-Con mi equipo de fútbol podemos organizar un partido benéfico- añadió Ismael, el pelirrojo- Y yo puedo aportar mi camiseta de la selección española.
Y así, todos colaboraron y vendieron todo lo que llevaron al mercadillo.
Pero a mí no me vendieron. Yo viajé en la maleta de mi querida Aurora hasta Haití.

4ª Pieza: AL FINAL, LA ESPERANZA.
Metidos en cajas viajaron otros muchos juguetes: balones, peonzas, muñecos, cochecitos, triciclos…todos nuevos y con un destino lejano.
Por fin, llegamos a un pueblecito llamado Esperanza. Allí quedaba todo por hacer.
-“Entre todos podremos”- dijeron, uniendo sus manos, los miembros de la pandilla del árbol.
Bajaron los juguetes del autobús y los llevaron a la Ludoteca del pueblo, un lugar de encuentro e ilusión.

5ª Pieza: SONRISAS Y JUEGOS.
Los niños de Haití recibieron con alegría los juguetes. Ismael les lanzó un balón y enseguida encontró un numeroso equipo para jugar.
Los envoltorios de los juguetes volaban y los niños pasaron de la emocionada sorpresa a la risa nerviosa.
Aurora fijó su atención en una pequeñita que abría mucho los ojos y sonreía, sin atreverse a coger ningún juguete.
-Elige el juguete que prefieras- le pidió Aurora.
Yo llevaba un rato sintiendo su enorme mirada sobre mí. Y lo presentía.
-Éste-dijo.
Y éste, era yo.

6ª Pieza: AMIGOS PARA SIEMPRE.
Me cogió con cuidado y con gran facilidad encajó mis piezas. Luego, sonrió, mirando a Aurora.
-¡Qué fácil te ha resultado!-exclamó la chica, y añadió:
-A nosotros nos ha costado mucho más llegar hasta aquí y ver el puzzle convertido en realidad. Nuestra vida es como un puzzle de muchas piezas: algunas no encajan donde queremos, pero si nos esforzamos por mejorar las cosas encontraremos dónde encajarlas.
Esta frase seguro que la escribe en su libro. Porque es muy importante lo que dice.
Luego, los chicos hicieron volar una vieja cometa que trajo Jia-Rong, con la frase “Amigos para siempre”. Y tras unas horas de juegos, se despidieron de sus amigos.
Y yo me quedé feliz en manos de la pequeñita con la mirada más grande del mundo.





FIN

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